En España estamos acostumbrados a tomar las doce uvas de la suerte en la Nochevieja para despedir el año y recibir el Año nuevo, pero está vieja constumbre no se realizan en todos los países, sino que cada uno tiene su propia tradición.
En CasaToc, os presentamos algunas de las más peculiares celebraciones para recibir el año de algunos países.
No importa donde o con quién te pille la Nochevieja, lo importante es lograr comer las doce uvas al ritmo de las doce campanadas que indican la llegada del año nuevo. Y es que la tradición asegura que quien complete la operación sin atragantarse tendrá suerte en los doce meses siguientes. Lo mismo creen los portugueses…Como acompañamiento, una copita de cava para brindar por el Año Nuevo y ayudar a pasar mejor las uvas.
En Ecuador se celebra comiendo doce uvas a las 12 de la noche del 1 de Enero. Se queman los tradicionales «años viejos» dónde en cualquier parte se escriben las cosas malas que pasaron en el año que se va, para quemarlos. Tiran bastantes fuegos artificiales a las doce, llamado «La hora de la Luz».
La tradición manda despedir el año con fuego. Por una parte están los cohetes y demás elementos pirotécnicos; por otro lado, los muñecos de madera, tela y papel, que los argentinos construyen con la mejor de las intenciones pese a saber que acabarán siendo pasto de las llamas. Y es que quemar estos muñeco es un rito purificador, una forma de deshacerse de todo lo malo que trajo el año que acaba.
Los mexicanos cantan, bailan y se divierten hasta altas horas de la madrugada para despedir el año. Combinan estas celebraciones con algunas tradiciones peculiares. Hay quien acostumbra a barrer la casa esa noche para que el año nuevo sólo traiga suerte «limpia». Otros aseguran que pasearse esa noche con una maleta favorecerá los viajes en los siguientes meses.
Acostumbran a recibir la medianoche de pie para tener suerte y salud; dar un portazo cuando suenan las doce para alejar de la casa a los malos espíritus; o besar en primer lugar a una persona del sexo opuesto para obtener buena fortuna.
Los neoyorquinos se concentran en Times Square varias horas antes de la medianoche, aunque el momento cumbre de la fiesta llega con las doce campanadas. La bajada de la famosa bola de cristal desde lo alto de un emblemático edificio marca el comienzo de los fuegos artificiales, el confetti, los juegos de luces y los gritos de alegría.
La gente acude a las playas a ver los fuegos artificiales; algunos visten de blanco o saltan por encima de 7 olas porque creen que eso les dará suerte, y también lanzan flores al agua mientras piden un deseo.
Inician la noche con una tradicional cena en la que las lentejas son plato imprescindible si se quiere tener un año nuevo repleto de buena fortuna. Esa noche, muchas mujeres reciben como regalo lencería roja, que les traerá suerte en el próximo año.
En Nochevieja, infinidad de parisinos salen a la calle para despedir el año. El lugar de concentración por exelencia son los Campos Elíseos: desde el Arco de Triunfo a la plaza de la Concordia, la famosa avendia queda atestada de gente dispuesta a recibir el 1 de enero con una buena botella de champagne.
Es común la elaboración de muñecos o monigotes que representan el año viejo. Cuando llega la medianoche, se acostumbra quemar un monigote que representa el año que termina o Año Viejo. Además la ropa interior a llevar debe ser de color amarillo y del revés.
Unos se concentran para despedir el año en Trafalgar Square o Picadilly Circus; otros prefieren acudir ante el Big Ben para entrar en el año nuevo al ritmo de sus campanadas.
Los alemanes despiden el año viejo brindando en honor a San Silvestre, y reciben el año nuevo con petardos y fuegos artificiales que pretenden ahuyentar a los malos espíritus. Cuenta la tradición que es constumbre dejar en el plato, hasta después de la medianoche, algunos restos de los que se haya cenado, como una forma de segurarse una despensa bien surtida durante el año siguiente.
Los daneses suelen aprovechar esa fecha para demostrar a sus seres queridos cuánto les aprecian. Y lo hacen lanzando ante sus casas los platos viejos que han ido acumulando durante el año. El número de buenos amigos que uno tenga será proporcional al montón de platos rotos que encuentre en su puerta.
Para los niños rusos, el Año Nuevo es como la Navidad para la mayoría de los niños europeos. Y es que ese día por sus casas pasa el Abuelo del Hielo, una especia de Santa Claus o Papá Noel autóctono que recorre el país repartiendo dulces, juguetes y muñecas matriuskas.
Cuando el reloj marca la medianoche, empiezan a oírse silbidos, claxons de coche, palmadas y campanas de iglesia. El 1 de enero, día festivo para ellos, suelen celebrarlo en el campo o en la playa con picnics, rodeos y competiciones de surf.
El año nuevo se celebra en algunas poblaciones escocesas de una forma muy peculiar: los lugareños prenden fuego a un barril y lo hacen rodar por las calles envuelto en llamas; dicen que con ello permiten la entrada del año.
Estas son sólo las constumbres de algunos países para celebrar la Nochevieja y recibir el Año Nuevo.