De 800 a 1300 euros. Ese es el incremento del precio del alquiler que ha tenido una vivienda de 70 metros cuadrados. Un incremento del precio del 60% tras un lavado de cara y una reforma pensada para potenciar la luminosidad y sacar el máximo partido a un piso que, aunque pequeño, ofrecía muchas posibilidades.
Un antes y un después que salta a la vista y que ha permitido que la vivienda fuera alquilada en menos de 24 horas.
La reforma se ha realizado con un presupuesto ajustado -entre 20.000 y 25.000 euros– y ha permitido que cocina y salón se integren en un único espacio, consiguiendo por tanto un espacio mucho más amplio y moderno. Y el dueño de la vivienda habrá recuperado por completo dicha inversión en tres años. No siempre los dueños están dispuestos a meterse en una reforma cuando el destino del inmueble va a ser el alquiler, pero, en este caso, el propietario supo ver las posibilidades que ofrecía la vivienda.
Este piso era triste y oscuro y suponía un auténtico reto porque había que ir un paso más allá del home staging. No valía sólo con quitar el gotelé de las paredes, pintar y cambiar los muebles. Era necesario hacer una pequeña reforma que permitiera dar luminosidad y amplitud a la vivienda, de ahí la idea de integrar el salón con la cocina y conseguir un cambio radical del baño.
Normalmente la cocina y el baño delatan la antigüedad de una casa, por lo que es necesario prestarles mucha atención. Si es una vivienda en la que nunca se ha hecho una reforma, los azulejos del baño o los muebles de la cocina te dicen mucho de la antigüedad de la vivienda.
Para la cocina se realizó un diseño a medida para esta vivienda con la idea de conseguir un espacio funcional y moderno con todo el equipamiento, pero pensado para un futuro inquilino, un directivo, o una pareja, que pase bastante tiempo fuera de casa y apenas cocine y a quien le guste tener invitados con los que compartir un aperitivo en un espacio tan agradable como este. No está pensada para una familia con hijos que necesite cocinar todos los días. Sin embargo, no le falta de nada, y gracias a la isla, se ha conseguido un espacio de almacenamiento muy importante.
El blanco, tanto en paredes como en puertas, al igual que en los muebles de la cocina, ha sido elegido para aportar luminosidad y neutralidad a la vivienda, mientras que, la tarima de madera que combina a la perfección con los muebles de la cocina, aporta calidez al hogar.
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